La cosecha del maíz
La cosecha del maíz
La cosecha del maíz difiere sustancialmente según el destino del producto final: para consumo humano y animal, como sustrato para plantas de biogás o para ensilado.
Cosecha del maíz para grano
El maíz para grano es la variedad empelada para la alimentación animal y la nutrición humana (no para ensilado). Esta modalidad de maíz para grano se cosecha al final del período vegetativo con el fin de obtener el producto más seco posible. En ese sentido, la baja humedad del grano (ideal menos del 30%) redunda en los bajos costes de secado.
El método de recolección requiere cosechadoras combinadas adaptadas a las exigencias del maíz para grano, con un accesorio especial denominado «cabezal maicero». Con esta maquinaria especializada baja el porcentaje de granos rotos y aumenta la cantidad de producto comercializable.
Cosecha de grano para ensilado
En cuanto a la cosecha de grano para ensilado, que se destina a la alimentación animal y como sustrato para biogás, los trabajos siguen idéntica metodología y la única diferencia radica en la selección de variedades de semillas de maíz.
Especialmente en el grano destinado a alimento para ganado lechero y la explotación ganadera, el maíz para ensilado es una producción rentable gracias a su capacidad para el almacenamiento (que garantiza el suministro anual) y sus altos niveles de energía.
En la recolección del maíz para ensilado, las cosechadoras-picadoras recolectan la práctica totalidad de la biomasa aérea.
Debe ponderarse la fecha óptima de cosecha, pues en el maíz para ensilado tiene un gran efecto en el éxito de la campaña: tanto una recolección prematura, como una tardía afectan negativamente a la ensilabilidad del maíz, así como al rendimiento y la calidad.
Momento óptimo de la cosecha del maíz
El momento de la cosecha óptimo es aquel en el que confluyen parámetros tales, como rendimientos máximos por hectárea, alta digestibilidad, buena capacidad de ensilado y bajas pérdidas de sustancias.
Estudios recientes descartaron a teoría de que la respiración del grano provoca pérdidas de materia seca y, ni que suceda en el período en que el campo se seca, por tanto, la decisión del momento de la cosecha debe tomarse basándose en circunstancias probadas.
Un método equilibrado consiste en ponderar los costos adicionales del secado con el ahorro del rendimiento previsto por una cosecha temprana. Aquí los agricultores deben monitorizar el estado de sus campos durante el secado y evaluar posibles pérdidas para tomar la mejor decisión posible.
Por un lado, hay que considerar que la recolección temprana reduce posiblemente las pérdidas del campo, pero a su vez se incrementa el coste de secado y también puede empeorar la calidad del grano y su ensilabilidad si se daña durante la cosecha y la manipulación.
En cuanto a una recolección tardía, si bien reduce los costes de secado, existe la posibilidad de provocar excesiva degradación del cultivo y la consiguiente merma del rendimiento y la calidad de la cosecha.
Como referencia, según investigaciones de Pioneer, el aumento del 1,5 % en una cosecha temprana resulta insuficiente para cubrir los costes suplementarios de secado.